Reflexiones sobre el 2014

El 2014 ha sido como varios años de vida en uno. En estos he cursado un grado “universitario” en Vivir con su periodo de voluntariado, varias temporadas de vacaciones en distintos ecosistemas, un máster aplicado en salud y nutrición y por último, el comienzo de mi carrera emprendedora. Todo comprimido en un solo año. Una locura.

Por supuesto, cada uno de estos procesos tiene su nombre en la vida real, pero la cantidad de experiencias, sensaciones y sentimientos vividos todavía me abruman y en estos días de recapitulación, miro hacia atrás y me parecen la historia de otro. ¿Cómo es posible vivir tantas cosas en tan poco tiempo? ¿Las situaciones pasan muy rápido o el tiempo se estira?

Sonrío, qué más da. En realidad no importa la cantidad, sino lo que queda almacenado de todo ello en el archivo de la memoria, para poder rescatarlo cuando lo necesitemos y aplicarlo en cualquier otra situación. Así aprendemos. Por eso, el viaje de seis meses que realicé en la primera parte del 2014 lo considero equivalente a una carrera universitaria aplicada, por la cantidad de materias y contenido que he tratado, y sobre todo, gracias a tener el proyecto (Plataforma REDOMI) con un objetivo claro en el que enfocar todas mis búsquedas.

Se dice pronto, pero han sido…

  • 10 países de Centroamérica y el Caribe recorridos
  • Unas 40 organizaciones musicosociales visitadas
  • Cientos de conversaciones con desconocidos
  • Nuevos esquemas sociopolíticos y económicos que empecé a entender
  • Aspectos históricos y culturales que comencé a relacionar
  • Trabajo con muchos niños y jóvenes para los que la música es parte de sus vidas gracias estas organizaciones, y que se sienten afortunados y agradecidos a los profesores y organizadores
  • Muchos músicos emprendedores sociales con un potencial increíble para realizar un cambio en su entorno
  • Contactos en el sector musical y musicosocial en todos estos países

Y eso, sin hablar de la cultura, la comida, las playas, los volcanes, los terremotos, los lagos, las tormentas, los restos mayas, y sobre todo, los amigos visitados y la cantidad de nuevos amigos. Una barbaridad de contenido que podría seguir exprimiendo toda la vida en forma de informes y artículos, y que forman la base de este proyecto.

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Viajar de la manera que decidí hacerlo este año ha alargado cada mes de una manera inesperada. La adaptación a cada nuevo país suponía una etapa diferente, empezar de nuevo el proceso de averiguar su cultura e idiosincrasia a través de las conversaciones con la gente, del compañero de autobús, la señora de la tienda, los profesores y niños de las escuelas que visitaba, y sobre todo, a través de las personas tan especiales que me han ido acogiendo en sus casas y me han dedicado tanto tiempo. ¿Cómo es posible que haya tenido esta suerte con la gente tan especial que me he encontrado por el camino? Y sólo encuentro una respuesta…

La energía que desprendes en la vida es la misma que atraes y de la que te rodeas.

Piénsenlo, siempre ocurre. Al pesimista probablemente le pasará y verá lo que teme; en cambio la persona abierta, positiva y creativa, va descubriendo posibilidades en todo lo que le rodea, convirtiendo la dificultad en un aprendizaje, dejando fluir cada situación atenta a las oportunidades que la vida va presentando. De esta manera, y si tienes un objetivo y unos valores claros, todo se ordena para mostrarte e indicarte el camino. Eso sí, siempre a través de la gente.

Desde luego, la empatía y la comunicación son las herramientas esenciales para un viaje, al menos para el viaje del que quieres sacar algo más que la postal que podrías estar viendo en tu casa. En realidad, son las herramientas necesarias para El Viaje de cada día.

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¡Y vaya viaje! Si en la primera parte del año, el recorrido fue grande en espacio, en la segunda ha sido mayor en recorrido mental.

¡Cómo se me descolocó todo cuando me dijeron que otra vez había vuelto la enfermedad! Era la última revisión después de cuatro años de tensión cada vez que llegaba la fecha en que me tenían que volver a dar el visto bueno. Después de cada resultado positivo, respiraba hondo un momento, y como un huracán volvía a arrasar con todas las experiencias posibles. Pero cuando llegó esta última, no estaba preocupada. Para variar, me encontraba estupendamente, cargada de energía y ganas de comenzar la siguiente etapa del proyecto. Y además, la iniciativa y fuerza para realizar este viaje sola había venido del pensamiento de hacer lo que deseaba cuanto antes, por lo que pudiera pasar después.

Si en un futuro me pasa algo… al menos tendré mucha vida interior y recuerdos con los que entretenerme

Pero en agosto, este sentimiento previsivo ya se me había pasado y la noticia fue como un muro que me cayó encima y me aplastó por unos días. ¿Y ahora tengo que dejarlo todo y volver a centrarme en mí? Era lo último que esperaba y quería, pero no había otro remedio y eso me hundió.

Sin embargo, tengo la suerte de tener una forma de ser positiva y una mente analítica, una combinación bastante buena en estos casos, con lo que no tardé demasiado en llegar a la conclusión de que la reincidencia del cáncer era una llamada de atención del cuerpo para que nunca deje de prestarle atención, y por otro lado, una oportunidad para parar durante suficiente tiempo para recapacitar, buscar un equilibrio y después sí, seguir creando. Empecé a buscar de nuevo terapias complementarias a la quimioterapia; la acupuntura me ayudó en la búsqueda y me relajó, pero sobre todo, comencé a depurarme con la alimentación, a limpiar el cuerpo por dentro para crear un entorno en el que las células malas no pudieran crecer y en el que la quimioterapia hiciera su mayor efecto sin que nada la entorpeciese. No vi más remedio que aceptarlo de nuevo, por tercera vez en seis años.

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Continué investigando y descubrí la alimentación macrobiótica, ¡menudo hallazgo! En una semana siguiéndola ya notaba los efectos reconfortantes, pero es necesario leer mucho para asimilarlo todo ya que se integran en la misma alimentación, medicina y espiritualidad; es una enseñanza global dirigida a la evolución personal, y ciertamente, así lo he sentido. Por un lado, quería aprovechar siempre el momento de comer para meterme al cuerpo sólo nutrientes positivos para el organismo. Por otro, he ido notando que me recupero antes de cada sesión y que tengo la mente más activa y despejada para escribir y seguir avanzando con la gestión del proyecto. ¿Qué más puedo pedir?

La verdad es que desde que asimilé la nueva situación y empecé a experimentar con todo esto comencé a sentirme bien porque estaba haciendo algo por mí misma, estaba produciendo un cambio. Entonces pude continuar con el proyecto y esto me motivó mucho. Di el paso de formar un equipo de trabajo y crear una Asociación para consolidarlo, y ha sido la mejor decisión que he podido tomar. Me ilusiona ver como mis compañeras confían en mí y creen en lo que yo creo; me llena de energía para ir avanzando paso a paso. Desde luego, un buen equipo consigue lo que se proponga y esto lo vamos a ir comprobando.

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¿Qué es la enfermedad sino una oportunidad para el aprendizaje? Ojalá no tuviéramos que pasar por algo así para darnos cuentas de tantas cosas; pero si se presenta… aprovechémosla para ver la vida de otra manera, desde otro punto de vista y con unos valores más refinados. A cada persona le toca una dificultad diferente en la vida, y por muy mala que sea, tenemos la capacidad de darle la vuelta, adaptarnos y sacar lo bueno de ello.

¿Y qué podría ayudar a que todos pensáramos de esta manera? Un entorno de crecimiento y aprendizaje positivo, que valore al niño desde el cariño y la empatía, que potencie y premie la creatividad, que trabaje la escucha y la tolerancia. El individuo que se siente feliz en su comunidad, que quiere a los que le rodean y se siente querido y valorado, tiene todas las herramientas para poder afrontar cualquier reto personal que se le presente en la vida.

Y curiosamente… la música es el medio más efectivo que conozco para tratar todos estos valores. Por eso trabajo en ello, para dar herramientas a niños, jóvenes y adultos para poder construir su felicidad sea cual sea su origen.

Y con esta recapitulación, comienzo el 2015 satisfecha por el camino recorrido y expectante por lo que queda por recorrer, por lo que va a ir llegando, disfrutando el camino.

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6 Respuestas a “Reflexiones sobre el 2014

  1. ¡Muy bonito y emotivo el Viaje que describes, Bea! Contagias algo que es difícil de expresar con palabras. Porque tú eres músico, y tus palabras me resuenan como música al leerlas… gracias por expresarte y compartir, por conservar el brillo que siempre he visto en tu mirada. un fuerte abrazo de corazón, y has de saber: que sigo tus pasos de cerca… 😉 ¡feliz 2015 y mucha luz para tu Proyecto!

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  2. Bea,

    Eres increíble, me ha encantado. Me encanta cómo escribes y me encanta todo… Para mí, estás a años luz de todos nosotros. Ojalá todos aprendamos de tí, aunque sea un poquito, y de ese camino recorrido que te ha hecho llegar ahí donde estás. Que este proyecto se haga muy pronto realidad, en este 2015. Sólo puedo decirte… GRACIAS!

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  3. Hola Bea,
    Soy Carmen, tu compañera de estudios musicales hace ya muchos años, en el conservatorio…! Descubrí tu blog hace poquito porque me lo comentaron mis padres ( se encontraron con tu madre), y he de decir que me encanta. Desde Barcelona, te mando un beso muy grande! Sigue adelante con esa energía! Este tipo de posts son los que contagian ilusión y ganas de vivir y hacer cosas a la gente.

    Un abrazo!

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