En Honduras se siente que el sector de la educación musical, tanto formal como no formal, quiere y necesita evolucionar. A pesar de que la Licenciatura en Música comenzó en la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH) en 1988, no hay tantos profesionales de música bien preparados y activos. Muchos que han querido seguir estudiando, han emigrado a otros países, es el fenómeno llamado «fuga de talentos»; y para los que se han quedado, no hay tantos estímulos y posibilidades de trabajo para seguir activos y mejorando… Sin embargo, en el tiempo que he pasado en el país, he respirado un ambiente de voluntad por avanzar, desarrollar proyectos ya en marcha y mover nuevas propuestas.
Y lo mejor: ninguna de las organizaciones actuales olvida el lado social de la música y todas son accesibles para cualquier sector de la población.
Como iniciativas particulares..
Hay que destacar la Asociación Filarmónica Coral de Honduras (AFCH), fundada en el año 2002 por el maestro Jorge Gustavo Mejía junto a un grupo de voluntarios visionarios de un cambio y un desarrollo cultural en el país por medio de objetivos altruistas. La misión de ésta siempre ha sido contribuir en el desarrollo integral del hondureño por medio de la actividad artística educativa y para ello formaron el coro de voluntarios y la Orquesta Filarmónica, con el principio de conseguir excelencia tanto artística como humana. Por suerte, esta última sí es apoyada por el gobierno y permite que algunos músicos sean contratados y la orquesta se pueda presentar regularmente, tanto en formato de agrupación de cámara como de orquesta.
El lado educativo y social se puede apreciar en cada concierto, en los que el maestro Mejía se dirige al público con naturalidad y da una pequeña explicación de la pieza que se va a interpretar. Una manera sencilla y efectiva de acercar los compositores clásicos al público inexperto y sean capaces de disfrutarlo más.
Buenísima iniciativa; lo único que les haría falta es desarrollar una mejor estrategia de comunicación y difusión para que las salas de concierto estuvieran siempre llenas!!
Otra iniciativa que apenas lleva un año constituida, pero que tiene mucho potencial es la Fundación Artes Educativas, Coros y Orquestas de Honduras (FARECOH). Con este nombre tan amplio, Jessie Godoy junto con su esposo, Cristóbal Pineda, flautista y percusionista emprendedores por naturaleza, quieren dejar puertas abiertas a ir extendiendo su pasión progresivamente a otros barrios y municipios de Honduras. Comenzaron hace varios años de manera individual a organizar los primeros festivales de flauta y percusión, y gracias a los contactos que han ido haciendo en todas estas gestiones, actualmente están siendo apoyados por los líderes de la YOA, la Youth Orchestra of America. FARECOH tiene escuela de música, agrupación de cuerdas, grupo de percusión tradicional, y uno de sus objetivos es ayudar a la proyección musical de sus estudiantes haciendo las gestiones necesarias para conseguir becas de estudios en centros de Estados Unidos para algunos de sus alumnos.
Sin embargo, lo más sorprendente de la educación musical en Honduras es que está integrada en el sistema educativo desde hace 40 años! Y de una forma muy particular.
En 1974, el gobierno se dio cuenta de la deficiencia de la educación musical en el país y a través del Ministerio de Educación Pública reorganizó la Escuela Nacional de Música para formar maestros de educación musical en escuelas primarias. Según el informe de la UNESCO, ‘Examen al Actual Sistema de Educación Musical en Honduras’ de 1983, este programa no tuvo mucho éxito: corto, insustancial, con escasos recursos pedagógicos, y con una oferta laboral muy poco tentadora, por lo que años más tarde, el Departamento Ejecutivo de Educación Normal y Artística pidió ayuda al especialista chileno, Jorge Bonilla, para crear un plan de educación musical en el país.
Este chileno parece que se inspiró en el ejemplo del Sistema Pedagógico que desarrolló su compatriota, Jorge Peña Hen, en 1964. Tras hacer la prueba de enseñar formación instrumental a 100 niños de educación primaria durante un año, todas las tardes, en el municipio de la La Serena, y dar muy buenos resultados, decidió continuar al año siguiente gestionando la creación de una escuela con Jornada Escolar Completa (JEC). En ésta incluyó la enseñanza de un instrumento, teoría, solfeo y práctica de conjunto dentro de la jornada escolar, que se extendía hasta las 5 pm. Al año siguiente, el Ministerio de Educación reconoció esta modalidad, dándole la categoría de “Escuela Experimental Urbana de Primera Clase” y pasándose a llamar más tarde, «Escuela Experimental de Música». (Documento «Escuela Experimental de Música Jorge Peña Hen, una experiencia para compartir»)
Volviendo a Honduras…
En 1977, el Gobierno decide por fin atender y desarrollar la educación de los niños con talento especial para la música y crean la Escuela Experimental de Niños para la Música. En un principio, la escuela estuvo impulsada por maestros chilenos, japoneses y una maestra alemana de Metodología Orff, pero años después, todos estos salieron del país y sólo se quedaron maestros hondureños.
Actualmente, los objetivos son los mismos, y maestras como Isabel Chavez, Virnalil Marroquín, Keyla Hernández y la directora musical, Marcela Flores, trabajan con entrega y ganas de mejorar, pero lamentablemente, casi nada ha cambiado en 37 años y «hay poco interés de parte de las autoridades educativas para solucionar las deficiencias». La escuela sigue sin tener sede propia, la que tienen es pequeña y con instalaciones insuficientes; necesitan mobiliario escolar, vigilancia, fonoteca, videoteca y biblioteca musical. Además, al ser la mayoría de estudiantes de escasos recursos económicos, les resulta complicado llegar a la escuela, y les vendría bien tener un autobús propio que les recogiese cerca de sus casas.
La parte buena es que la educación escolar con música integrada continúa tanto en la primaria, en la Escuela Experimental de Niños para la Música, como en los grados 7° a 12°, que se desarrollan en la Escuela Nacional de Música, y éste es, sin duda, un modelo exitoso para una población en la que abunda la violencia urbana y no sobra una formación en sensibilidad y valores.
Lo malo es que a día de hoy, continúan los mismos problemas y necesidades que hace 30 años, prácticamente no ha evolucionado nada.
La verdad es que sería muy interesante hacer evaluaciones detalladas al final de cada año para comparar las capacidades y resultados de los niños que salen de estas escuelas con los que salen de las escuelas públicas normales. Estos informes se podrían presentar al gobierno u otras entidades para obtener un reconocimiento y presionar por un aumento de recursos, y quizá su réplica en otros municipios, aparte de Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Mi más sincero agradecimiento a Jorge Mejía, que me ha acogido y atendido amablemente todos los días que pasé en Tegucigalpa. Asimismo, agradezco a los representantes de éstas organizaciones que he visitado y otras que no he nombrado en este artículo su tiempo conmigo y sobre todo, su gran dedicación a la labor que están realizando. Nehama Moreno, Jacqueline Duarte y Deisy Mejía en PPICPU; Rigoberto Manzanares en la Fundación Melodías de Esperanza, en Siguatepeque; Mario Medina en el Conservatorio de música Beethoven, en Choluteca; y en particular, a Jessie Godoy y su familia, que me acogieron encantados en su casa el día que no tenía la llave!
excelente blog! te auguro mucho éxito y bendiciones princesa bella!!!
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Interesante artículo, en diez años de tener relación directa con la escuela, y mas de 20 de conocerla, hoy se mas de su historia. Me encanta saber que hay personas que se interesan en la parte social de la escuela. Saber que existe una escuela para niños que aprendan música para mi fue lo mas sorprendente, ya que un niño que realmente ejecuta un instrumento, no tiene tiempo para perderlo, es importante apoyar a las personas que Sí quieren sacar adelante esta escuela. A veces los enemigos están en casa, pero me sumo al apoyo de sacar la escuela adelante, seamos mas solidarios y dejemos la mezquindad, y de pensar solo en nuestro propio bien, admiro a FARECOH, quienes desinteresadamente apoyan a los niños y les dan educación musical “integral” desde el primer día. Felicito a Beatrip. Adelante!!!
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