A medida que avanzo en este viaje de exploración musicosocial me he ido dando cuenta de la relación inseparable que hay entre una educación con fines sociales y la enseñanza del cuidado del medioambiente, y más aún trabajando con la música como herramienta.
La educación musical es educación en valores para aprender a convivir en el mundo. Es un trabajo interno de cada individuo enfocado a beneficiar el entorno en el que vivimos. Pero cuando hablamos de entorno, no sólo nos debemos referir a la sociedad que nos rodea, sino también al medioambiente que habitamos, que recorremos cada día, desde la propia casa, hasta las calles, ciudades, parques y naturaleza por donde pasamos durante la vida.
En términos musicales podríamos decir que…
La educación musicosocial enseña al ser humano a vibrar en armonía con el entorno que le rodea, tanto social como medioambiental
En el camino he encontrado algunos proyectos muy interesantes con esta mentalidad que unen prácticas ecológicas a proyectos musicales y artísticos con un enfoque completamente social.
En la playa de Pochote, del departamento de Puntarenas, en Costa Rica, el canadiense Donald Thompson creó en 2007 una escuela de música para la comunidad como iniciativa de responsabilidad social del grupo Harmony. Voluntarios extranjeros empezaron a llegar para dar clase y se involucraban en la limpieza de las playas de botellas de plástico como actividad complementaria. Con esto, Thompson se motivó en buscar una solución a este problema ambiental y desarrolló una botella con una forma especial hecha de un plástico resistente capaz de ser reutilizada como tejas para mejorar las viviendas de familias de escasos recursos. La botella se comercializaría rellena de agua de Costa Rica y constituiría un soporte real y constante para los proyectos de desarrollo cultural de Pochote.
En 2011 comenzó la iniciativa y el coordinador general, Hänsel Hoppe, comenzó a denominarlo «simbiosis social».
«El concepto de simbiosis social, es muy amplio, no solo abarca la cultura y el desarrollo económico de una comunidad sino también, el compromiso con la sostenibilidad ambiental. Estos tres conceptos, desarrollo, cultura y ambiente, abarcan la visión del Grupo Harmony (ahora Ocean Symphony) y su propuesta al futuro de Pochote, como un modelo de desarrollo, en donde cada uno de los elementos que lo componen se encuentran en armonía, y simbióticamente se nutren para dar como respuesta el balance entre desarrollo, ambiente y comunidad.»
La Escuela de música de Pochote ha tenido un desarrollo muy irregular, sobre todo, dificultado por el terremoto e inundación de 2012, que destruyó las instalaciones de la escuela. En cambio, desde el año 2009, se han celebrado sucesivamente en enero campamentos de música, y más tarde el Festival Internacional de Música de Pochote, con la colaboración de reconocidos maestros nacionales y extranjeros.
En la actualidad, Hänsel y un grupo de compañeros locales han conseguido construir las instalaciones mínimas para comenzar de nuevo con el programa de voluntariado que impulsará, por ahora, el desarrollo de la escuela de música, esperando a que Agua for Change comience a comercializarse.
Este es un vídeo reciente que explica la situación de Ocean Symphony con el objetivo de motivar el voluntariado:
CREA – Cultura, Resiliencia, Educación y Arte
Sólo porque sonaba bien el nombre, asistí en Managua al Festival Ecológico 2014, Unidos por Bosawás, organizado por CREA, el colectivo Misión Bosawás y la Fundación Dúo Guardabarranco, y resultó ser un evento buenísimo cargado de buena energía en el que actuaron grupos musicales muy reconocidos en Nicaragua y alguno internacional. Después me enteré mejor: se había organizado como parte del compromiso de estos colectivos con la protección de la Reserva de Biosfera Bosawás y la defensa de los pueblos Mayangnas y Miskitos. Me encantó:
Música para despertar la conciencia medioambiental
Después, Matute (Ernesto López), el coordinador y promotor de CREA me propuso ir a visitar el terreno del colectivo, situado en el Macizo de Peñas Blancas (uno de los seis núcleos de Bosawás), en el departamento de Jinotega,… y no lo pensé demasiado; tenía que ver de cerca el proyecto que estaban llevando los cuatro integrantes que vivían allí.
CREA es una comunidad de permacultura en formación que ofrece clases de música, capoeira, talleres de agroecología, de yoga y meditación a los jóvenes de la comunidad de Peñas Blancas a cambio de alimentos de sus huertos como medio de pago. Con esto, los habitantes de CREA van incidiendo positivamente y de una manera natural en la educación ambiental de la comunidad. Además, han montado un estudio de grabación y producción profesionales con el que pretenden aportar a la autosostenibilidad del proyecto, así como a la promoción cultural de las etnias indígenas de la zona.
Por otro lado, gracias a la atracción que está teniendo el proyecto y a la adecuación de las rutas ecológicas, CREA está recibiendo visitas frecuentemente, que desvían a los hospedajes y guías locales para repartir los recursos entrantes. De esta manera, el colectivo se va desarrollando en cooperación con la comunidad de una manera controlada y organizada.
El siguiente vídeo se muestran las actividades artísticas y de permacultura que se están llevando a cabo en el colectivo.
Actualmente el proyecto se desarrolla en un espacio de 5 manzanas de tierra, las cuales antes eran potreros para ganado que habían perjudicado el suelo fértil y ahora se van regenerando poco a poco, dejándolo crecer y practicando la permacultura (sistema proyectado sostenible que integra armónicamente la vivienda y el paisaje, ahorrando materiales y produciendo menos desechos, a la vez que se conservan los recursos naturales).
Matute, Jorge, Jean y Gabriel junto a varios locales, y el apoyo de Ashley desde EEUU, van construyendo CREA cada día, dando ejemplo de seguridad y perseverancia en su misión de «proteger el agua, el bosque y el suelo para vivir una vida sustentable y en armonía con la naturaleza».
Pingback: Educación medioambiental en proyectos musicosociales | Noticias de mi Tierra·