Es complicado encontrar un buen momento para escribir cuando las experiencias no paran y sabes que no puedes perderte nada, pero sé que merece la pena, así que escribo hasta a la sombra de una palmera en la playa de Capurganá (frontera de Colombia con Panamá), descolgándome un rato de mis nuevas compañeras de viaje.

No quiero que se me pase la sensación de satisfacción que tuve en Necoclí gracias a haber conocido este proyecto, creado e impulsado siempre por Flor Cortés, profesora de Educación Artística en el colegio de El Totumo, corregimiento cercano este municipio.
Ella es de Medellín, pero le ha dado sentido a su vida enseñando y creyendo en los jóvenes de esta comunidad, en otro tiempo, muy atacada por el narcotráfico y el conflicto armado. Lleva 6 años enseñando en este colegio y, aunque le gusta, prefiere sus sesiones extraescolares de teatro y títeres con sus alumnos más interesados, que las ofrece voluntariamente.
Hasta hace poco ensayaban en las aulas de arte del colegio, pero desde este mes, y gracias a una subvención que consiguieron el año pasado por su buen trabajo, se han mudado a una casa de arriendo para formar la Casa de la Cultura de El Totumo, un centro que albergará clases de música, danza, artes plásticas, audiovisuales y peluquería, además del grupo de teatro y el de títeres que ya se venían realizando.

Flor Cortés es la directora del centro cultural y ha sido la que ha impulsado la iniciativa del grupo de teatro, buscando talleristas de técnica teatral para los chicos, creando las obras conjuntamente con ellos a partir de cuentos tradicionales de la zona, haciendo el montaje y gestionando todo tipo de alianzas con otras organizaciones y subvenciones para conseguir los recursos para seguir progresando.
El objetivo de Flor ha sido promover una actitud analítica en los jóvenes, haciéndoles observar su entorno cotidiano, motivarles a hablar de él y representar sus propias escenas. Ha querido orientarles con esto en su vida y prevenirles del reclutamiento por los grupos armados y el comercio de drogas.

El Totumo Encantado es actualmente un grupo de jóvenes conscientes de la situación de su entorno, que saben hablar y expresar sus ideas con claridad, tienen claro cual es el camino a seguir, y sobre todo, están completamente comprometidos con su grupo de teatro, como medio de aprendizaje en la vida para ellos mismos y los jóvenes de su generación. Por ello, y gracias a la guía de Flor, que les ha enseñado a planificar desde comienzo de cada año sus metas y objetivos, asignando tareas y responsables para cada una, van apropiándose de su coordinación, para que en el momento en que Flor no esté, ellos mismos salgan adelante, administrando el Centro Cultural.

Esta organización también podría formar parte de la Red de Organizaciones Musicosociales y así conseguir aportes externos o voluntariado que les enriquezca y apoyen  su proceso.

(Me voy corriendo, que sale el velero para las Islas de San Blas, o Kuna Yala, la tierra de los indígenas Luna)